¿Por qué dan las crisis de ansiedad? Explorando sus causas
- Marcela Espinosa
- 28 ene
- 3 Min. de lectura
Las crisis de ansiedad, y los ataques de pánico, son una experiencia intensa y debilitante que afecta a millones de personas. Aunque la sensación es profundamente personal, entender por qué ocurren es esencial para enfrentarlas con autocompasión.
Vamos a explorar las causas desde un enfoque integrativo, considerando cuerpo, mente y espíritu.
1. Respuesta natural al estrés desregulada
El cuerpo humano está diseñado para responder al peligro mediante el sistema nervioso simpático, conocido como el modo "lucha o huida". Este mecanismo, que alguna vez nos salvó de depredadores, puede activarse erróneamente ante situaciones que no representan un peligro real, como un examen, una conversación difícil o incluso pensamientos recurrentes. Cuando esta respuesta es desproporcionada o crónica, puede desencadenar una crisis de ansiedad.
2. Desequilibrio químico en el cerebro
La ansiedad está estrechamente relacionada con desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y el GABA. Estos químicos regulan el estado de ánimo, la calma y la capacidad de manejar el estrés. Cuando están alterados, el cerebro interpreta situaciones comunes como amenazas.
3. Causas emocionales y psicológicas
El miedo a perder el control, la incertidumbre o los traumas del pasado pueden ser detonantes. Las personas con un historial de eventos traumáticos tienen una mayor probabilidad de experimentar crisis de ansiedad, ya que su cerebro y cuerpo permanecen en estado de alerta constante, incluso en ausencia de peligro real.
4. Factores físicos: El cuerpo también habla
Fatiga crónica: Un cuerpo agotado es más propenso a reaccionar exageradamente a estímulos menores.
Desequilibrios hormonales: Condiciones como problemas de tiroides o cambios hormonales pueden amplificar los síntomas.
Alimentación y digestión: La relación entre el intestino y el cerebro es crucial. Un desequilibrio en la microbiota intestinal puede influir en los niveles de ansiedad.
5. Cultura y expectativas sociales
Vivimos en un mundo donde se valora la productividad y la perfección. Esta presión constante puede hacer que las personas sientan que están fallando, intensificando los episodios de ansiedad. Además, la desconexión emocional y la falta de apoyo comunitario aumentan la vulnerabilidad.
6. Estilo de vida y hábitos
El consumo excesivo de cafeína, la falta de sueño y la ausencia de ejercicio físico agravan los síntomas de ansiedad. Estas prácticas interrumpen la capacidad del cuerpo para relajarse y regenerarse.

Cómo prevenir y manejar una crisis de ansiedad
Un enfoque integrativo, que combine estrategias de autocuidado con herramientas médicas y naturales, puede ser efectivo:
Técnicas de respiración, como la respiración diafragmática, ayudan a activar el sistema nervioso parasimpático y calmar el cuerpo.
Mindfulness y meditación son prácticas reducen el ruido mental y aumentan la percepción del momento presente.
Una dieta balanceada rica en omega-3, magnesio y probióticos puede mejorar la función del cerebro y la estabilidad emocional.
Terapias complementarias, como aceites esenciales de lavanda e ylang-ylang, la terapia neural y/o la acupuntura, pueden ser de gran ayuda.
Buscar un apoyo profesional con un médico integrativo o terapeuta puede marcar una gran diferencia.

Las crisis de ansiedad son multifactoriales y su origen puede variar entre personas. Sin embargo, comprender las raíces emocionales, físicas y sociales puede abrir el camino hacia soluciones efectivas y duraderas. Si tú o alguien cercano experimenta estos episodios, recuerda que hay formas de enfrentarlos y que buscar orientación es el primer paso de tu recuperación.
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